“Cada crisis es algo nuevo para reinventarse”

María Sol Feversani (34), amante del automovilismo, fotógrafa y autodidacta, una emprendedora en tiempos de crisis, como la que vive el mundo. Hasta hace un tiempo se la veía en los espectáculos automovilísticos, realizando fotografía y prensa para los diferentes corredores, pero por enfermedad se alejó de ese trabajo, “nunca pensé que iba a estar produciendo barbijos”, comento en una charla con El Territorio.

“Como todo lo que pasa en mi vida, las cosas buenas aparecen en el camino y hace un tiempo que estoy alejadas de las pistas, respecto a las fotografías por el tema de salud, estoy haciendo prensa a los pilotos y con todo este tema de la cuarentena no hay actividad”, empezó contando María Sol sobre como cambió la cámara y el periodismo por la máquina de coser.

Es así que desde el año pasado fue por una inquietud autodidacta “me compré una máquina de coser, empecé a hacer cosas, siempre me gusto la moda, hice ropa para mí porque no se consigue el talle, fui investigando y haciendo cursos, pero se aprende con tutoriales de Youtube”, reconoció la emprendedora obereña, quien hasta hace un tiempo era editora de Saborafierros.com, sitio que difundió el automovilismo provincial desde el 2011 hasta el 2018.

Apenas comenzó la cuarentena, consultó con su padre, Ernesto “el flaco” Feversani, respecto de empezar a producir barbijos, con el apoyo incondicional de la familia, busco modelos de tapabocas para empezar con la producción, las pruebas tenían que pasar por el control del flaco porque la abuela del mismo fue costurera de alta costura.

“Cuando empecé compre 10 metros de frizelina de 60 gramos, después empezaron a escasear materiales y comencé a comprar tela, para que sea más barato hice una compra de 50 metros de tela y todo el elástico, que no me alcanzó”, manifestó, agradeciendo el préstamo que recibió del papá para el inició, que ya fue saldada.

María Sol trabaja a pedido, no tiene stock, en principio fue sacando dos barbijos por hora, porque no tienen filtro, fue mejorando la producción y ahora hace 6 barbijos por hora. Para no perder el detalle del control de los minutos, como la vuelta de los autos en los autódromos, reconoce que el tiempo empleado es de 7 minutos cocer el barbijo, hasta ahora lleva confeccionado 340 tapabocas.

Feversani, además de ser autodidacta, es emprendedora y aprovecha todas las oportunidades, “no puedo decir que hay prosperidad, pero tampoco me va mal, es como las medidas que se van tomando, es temporal, es el momento de hacer esto y en algún momento se va a terminar, en cada crisis es algo nuevo para reinventarse”, afirma y aconseja que ante cada fracaso, siempre se puede volver a empezar, “hace un año atrás no pensé que estaría fabricando tapabocas”.

Siguiendo el camino de no bajar los brazos en tiempos difíciles, sostiene que esto pasará y habrá que reinventarse, “cuando esto pase, hay que reinventarse, me siento agradecida y bendecida por los amigos que deciden elegir mis productos, me satisface que elijan por calidad, pero que sea económico, porque no hay que aprovecharse de la gente en esta oportunidad”.

Hace dos años que María Sol no tiene trabajo fijo, por suerte comparte gastos con el padre y se aliviana mucho la situación económica, pero más allá de eso con parte de la ganancia y con ayuda de su pareja, Gustavo Bogado, compraran alimentos no perecederos para ayudar a un matrimonio que están al frente de la comunidad San Patricio de Oberá.

Fuente: El Territorio

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